Violentos, leñeros, rompepiernas…

ARRIBA: Goikoetxea, Pasquale Bruno, Vinnie Jones, Materazzi, Juanito, Roy Keane. ABAJO: Luis Suárez, Nobby Stiles, Eric Cantona, Gerardo Bedoya, Oliver Kahn.

Podemos pensar que es mejor olvidar a estos jugadores, y que es una sinrazón hacerles un homenaje en forma de recuerdo. Que es mejor creer que nunca existieron, y que no aportaron nada digno al futbol. Pero eso sería faltar a la verdad y no saber valorar que ellos también fueron partícipes de la evolución y el crecimiento del futbol. Todos fueron queridos e idolatrados en sus equipos porque mostraron la pasión, la garra y el orgullo que merece una competición de élite, por encima de una imagen o un contrato millonario, y aunque cueste reconocerlo, irremediablemente contribuyeron al espectáculo del futbol. 

OLIVER Rolf KAHN:

Alemán. «King Kahn, Titán, Volkahn». Los ogros son seres parecidos a los humanos pero se caracterizan por su mal carácter y por comer carne humana. Sin embargo, en Alemania hubo un ogro que se convirtió en Leyenda provocando el terror de los atacantes rivales. Implacable como arquero, nunca rehuía al choque, más bien lo buscaba. Incendiario, provocador y agresivo, agarró del cuello y sacudió al delantero del Bayer Leverkusen, Thomas Brdaric. Kahn era tan temido en la cancha por su temperamento, que ni los árbitros se atrevían a encararlo. Los delanteros rivales temían incluso celebrar los goles cerca de él.

Esteban Granero: «En los córners, Laudrup me había asignado la tarea de estorbar a Kahn. En un saque de esquina me fui hacia él. Me recibió con dos guantazos, me pisó y luego avisó al árbitro; llegó el árbitro y me sacó amarilla a mí».

PASQUALE BRUNO:

Italiano. «El animal». Lateral derecho. Se trataba de un jugador no muy dotado técnicamente, de ahí que sus entrenadores le situaran en posiciones defensivas. Y es que su capacidad de sacrificio por defender a muerte los colores que vestía le convirtieron en, para muchos, el futbolista más sucio y violento de la historia del calcio. Más de un centenar de advertencias, numerosas tarjetas rojas, y cincuenta días de descalificación. Episodios para el recuerdo hay muchos, como el codazo a Pierluigi Casiraghi en un Derby della Mole, en el que defendía los intereses del Torino. En aquel partido (expulsado por dicha acción) tuvo que salir a empujones por parte de sus compañeros porque estuvo a punto de agredir al árbitro. Un puñetazo a Franco Lerda mientras jugaba en la Fiorentina o la pelea contra Florin Răducioiu, quien terminó con nueve puntos de sutura, son ejemplos de lo que fue su modus operandi. Admitió odiar a Roberto Baggio, al que llamó ‘prima donna’.

MARCO MATERAZZI:

Defensa central. «Matrix, el carnicero». Bravucón, fuerte e intenso, el jugador italiano fue uno de los elementos más sucios del fútbol mundial, pero más que solvente cuando se trataba de cortar balones y pelear en el cuerpo a cuerpo. Un italiano que se cansó de jugar rudo y desesperar a cuanto delantero tuvo enfrente, en especial a Zidane, a quien provocó en la final del mundial 2006, reaccionando este con un cabezazo que supuso su expulsión, la cual, probablemente a la postre determinó el resultado de toda una final de un Mundial.

Materazzi: «Solo le dije (a Zidane) que prefería a su hermana antes que a su camiseta»

ANDONI GOIKOETXEA:

Español. «El carnicero, el gigante de Alonsotegi». Su perfil encaja a la perfección con el del buen central, aguerrido, fuerte y casi imposible de superar. El FC Barcelona fue testigo de su faceta más expeditiva, fue capaz de lesionar primero a Bernd Schuster, al cual le lastimó el ligamento cruzado, perdiéndose el resto de la temporada (nueve meses) y posteriormente en una de las barridas más atroces en la historia del futbol, a Diego Armando Maradona, provocándole “fractura del maléolo peroneal del tobillo izquierdo, con desviación y arrancamiento del ligamento lateral interno con desgarro”, ocasionándole una baja de tres meses que bien pudieron retirarle del futbol y privarle de la gloria que posteriormente alcanzaría. El de Alonsotegi, fue sancionado con 18 partidos que finalmente quedaron en 10.

Menotti: Goiko es parte de una raza de «antifutbolistas» y que debe ser suspendido de por vida

GERARDO BEDOYA:

Colombiano. «La bestia, el general, el Samurai». Lateral izquierdo. Es el futbolista que tiene el récord de haber sido más veces expulsado en el futbol profesional. Temperamental, aguerrido en la marca, con facilidad para pasar al ataque y un pie izquierdo exquisito, se ganó rápidamente el cariño de la gente académica a fuerza de buenos rendimientos, despliegue y goles. Fue clave en partidos determinantes, marcando goles espectaculares, pero repartió leña a diestra y siniestra sin el mínimo consentimiento. Vio la tarjeta roja en 46 ocasiones. Pero tal vez la tarjeta roja que más se recuerda fue la número 41, un codazo y una patada en la cabeza cuando el oponente estaba en el piso. Le cayeron 15 partidos.

En su estreno como asistente técnico fue expulsado a los 21 minutos.

Vincent Peter, «VINNIE» JONES:

Galés. «Psicópata, hard man». Mediocentro defensivo. El tipo más despiadado, salvaje y violento que hubiese pisado jamás un campo de fútbol. Vinnie se comportaba como un ángel exterminador que sembraba el pánico. Estrujaba, escupía, soltaba los codos, machacaba rodillas, metía dedos en las costillas, sacudía cabezazos y aplicaba sus conocimientos de karate. Fue llamado “psycho” (psicópata) y a él le hacía gracia. Entre otras cosas porque Vinnie Jones no era, precisamente, Bambi. Cuando dejó el fútbol se inició como actor de películas en papeles siempre de malos.

Paul Gascoigne: «Se me acercó y me dijo: ‘Me llamo Vinnie Jones, soy gitano, gano mucho dinero’. Te voy a arrancar la oreja con los dientes y luego la voy a escupir en la hierba».

Norbert, NOBBY» Peter STILES:

Ingles. «Nosferatu, la hiena de Collyhurst». Mediocentro defensivo. Pequeño defensa inglés aguerrido y agresivo de los años 60, jugó casi 400 partidos con el United, al que llegó con apenas 18 años. Por entonces ya practicaba su otro deporte favorito a nivel amateur, el boxeo. Toda una declaración de intenciones para uno de los defensas más duros de aquellos años. Antihéroe, muy lejos del glamour, el estilo o la estética… Un jugador que entre olores, patadas, marrullerías e insultos anulaba al talentoso rival. Perseguía a los delanteros como si de una hiena se tratase, les atacaba a los tobillos hasta quitarles las ganas de disputar la pelota. Jugaba los partidos sin los dientes postizos superiores, lo que le hacía mostrar los colmillos a los adversarios. Odiado por todas las hinchadas, menos, claro, la suya. En Italia lo llegaron a llamar “Nosferatu”, en Alemania, “El Ogro inglés”.

En el Mundial de 1970 se estrenaron las tarjetas, solución que se arbitró, sobre todo, por el clamor que habían despertado los sucesos de Inglaterra, con Stiles a la cabeza.

ROY Maurice KEANE:

Irlandés. «Psicópata, rompepiernas». Mediocentro. Coleccionó una cantidad de peleas, golpes y lesionados, digno de una enciclopedia. Este irlandés le daba lo mismo encontrarse con un rival que con un árbitro o, en el peor de los casos, con sus entrenadores, siempre estaba listo para el combate con toda la extensión de la palabra. Keane sufrió lesión de ligamentos de la rodilla en una jugada en la que perseguía a Alf-Inge Haaland (padre del actual Erling Haaland) un par de años atrás, y juró venganza y la cumplió. Cuando Haaland pasó del Leeds United al Manchester City, Keane sabía que era la oportunidad perfecta de cobrar venganza y así fue, con la frialdad del ginecólogo de Frozen, le quebró la rodilla, el irlandés se fue expulsado durante cuatro partidos, además de recibir una multa económica y el noruego, después de cuatro operaciones, no pudo seguir con su carrera futbolística.

«Me he peleado con tanta gente que no se a quién darle la mano antes de cada partido” »….

Juan Gómez, «JUANITO»:

Español. «Juanito maravilla». Extremo derecho. El jugador más volcánico del fútbol español, vivió al límite dentro y fuera del campo. Solía sembrar vientos y recoger tempestades. Su destreza, imaginación, habilidad, intuición, magia… con el balón, se contrarrestaron con sus pérdidas de nervios, su carácter y su temperamento visceral. Su lista de agravios antideportivos llenó páginas hasta convertir su historial en una lista negra. Zarandeó al árbitro germano oriental Adolf Prokov por una decisión y fue sancionado con dos años de suspensión en encuentros europeos, desconsideración y botellazo del público, escupitajo a su ex compañero Stielike cuando estaba en el Neuchâtel, pisotón en la cabeza a Matthäus, toreo de vaquillas, críticas a Amancio, siendo ya su entrenador. Acosado por las sanciones y las multas, sufrió el castigo del fútbol europeo. Con un fallecimiento precoz, el estadio Bernabéu lo rememora en cada minuto 7 de cada partido. 

Llegó a afirmar: «De no haber sido futbolista, habría sido ultrasur».

ÉRIC CANTONA:

Francés. «The King, Éric el Rojo, loco Cantona». Mediapunta. Controvertido jugador francés, insultó al seleccionador Henri Michel en 1988, lo llamó saco de mierda, lo que le costó diez meses de ausencia con los ‘bleus’. Pegó a un compañero del Montpellier tirándole sus botas de tacos a la cara. Tiró la camiseta al césped en un partido del Marsella. Le dio un balonazo a un árbitro. Pero todo no fue malo, abanderado y líder del Manchester United, acabó con 26 años de sequía del título de la liga, representó el cambio que hoy en día se elogia de Inglaterra. Fue y aún sigue siendo el símbolo de algo revolucionario en un país que se asomaba al precipicio en el deporte del balompié. En el culmen de su carrera saltó a la grada para darle una patada a un hooligan, en el estadio del Crystal Palace, lo que le costó 8 meses de suspensión, 120 horas de trabajo social y 27.000 euros de multa.

Cantona: «patear a un fascista fue lo mejor que hice en toda mi carrera».

LUIS Alberto SUÁREZ:

Uruguayo. «Pistolero, caníbal». Delantero centro y con mucho fútbol en las botas. Luchador y goleador incansable, es el máximo goleador histórico de la selección charrúa, y considerado como uno de los mejores delanteros del mundo, capaz de lo mejor y de lo peor. Y cuando hablamos de lo peor, no solo nos referimos a patadas y codazos, también entran los mordiscos, han sido tres las ocasiones que el Pistolero ha atacado con los dientes a alguno de sus adversarios (Bakkal, Ivanovic y Chiellini, son sus víctimas) respondiendo a una acción instintiva que no suele verse comúnmente en los terrenos de juego.

Steven Gerrard: «Cuando sale al campo de juego se convierte en un luchador, en un ganador. Lo tiene todo y somos muy afortunados de contar con él en el equipo y en el club. Es el mejor futbolista con el que me ha tocado jugar».

Esquema táctico: 4-3-3

¿Futbol creativo?… ¿qué es eso y para que sirve, si puedes destruir a tu rival? Esto es lo que debieron pensar estos jugadores cada vez que saltaban al campo como si de la arena de un coso romano se tratase. Gladiadores de mecha corta, tremendamente pasionales, a los que se le salía la cadena en la primera pedalada y que bien pudieron haber pertenecido a un despiadado escuadrón militar.

Dicen los entendidos que el futbol es un deporte que se juega con los pies… pero ¿y el resto del cuerpo?… Codazos, pellizcos, escupitajos, insultos, pisotones e incluso mordiscos… todo aquello que supusiera debilitar al rival era provechoso para la victoria. Jugadores calientes como el queso de un sanjacobo, como para quedar cegados en el preciso instante que el árbitro pita el inicio del partido, cual campana del ring que inicia un asalto, y al mismo tiempo, fríos como el beso de una suegra a la hora de soltar la pierna, el codo o la cabeza sin medir consecuencias.

Para ellos el futbol no era un deporte, era una batalla sin reglas, porque en el amor y en la guerra, todo vale. Repudiados por muchos e idolatrados por otros, se desenvolvieron en los límites de las normas éticas y deportivas, con el único objetivo de no sucumbir ante los enemigos. Su búsqueda, no era la gloria, ni la admiración del público o los adversarios, su búsqueda era el instinto de supervivencia, la huida de la frustración de la derrota. Más que ganar, lo importante era no sucumbir.

No soñaban con hacer un gran partido, porque no pensaban en que debían jugar bien para ganar. Ajenos al “jogo bonito”, o al “tiki-taka”, y más cercanos al “futbol total” o al “catenaccio”, lo que pensaban y tenían claro es que un partido se juega entre dos equipos y que tu victoria pasa por la derrota del otro y en el centro hay un señor de negro que no para de interrumpir y estorbar. 4-4-2, 4-3-3, 3-4-3…? La única alineación a la que obedecían era la formación de combate. Se trataba de mermar al adversario buscando sus puntos débiles cuando había que atacar y de destrozarlo cuando había que defender.

Como decía el gran entrenador argentino, Carlos Bilardo: «Jugar bien, es ganar»

Empatía, respeto, indulgencia, generosidad… no eran sus cualidades, porque ellos eran emisarios de la entrega, el compromiso, la lealtad y la ambición. Alejados de los tarros de colonia y la depilación, recibieron sobrenombres que nada tenían que ver con ser un osito amoroso o un unicornio rosa… Dos carniceros, dos ogros, dos psicópatas, un loco, un animal, una bestia, una hiena y un caníbal, entre otros, fueron algunos de sus cariñosos apelativos.

Es posible que en este once se echen de menos a otros jugadores igual de agresivos, controvertidos o comprometidos como bien podían ser: Pepe, Simeone, Paolo Montero, Nigel de Jong, Van Bommel, Gattuso, Javi Navarro, Pablo Alfaro, Hristo Stoichkov, Paolo Di Canio, Stuart Pearce, Diego Costa… pero en este escuadrón solo podían “jugar” once soldados, y estos elegidos, fueron varias veces condecorados con medallas… medallas en forma de cartulinas rojas, multas, sanciones, suspensiones…, que les valió la oscura fama que atesoran.

Mención especial:

ARRIBA: En construcción.

ABAJO: En construcción.

Estadio de Wembley.